martes
Nevando en Marte
viernes
La helioesfera pierde tamaño
"Cuando el viento solar circula a 1,5 millones de kilómetros por hora crea una burbuja que protege todo el sistema solar", declaró el investigador Dave McComas en la página web de la ESA. "Si baja la velocidad del viento puede influir en la Tierra e incluso en los bordes del sistema solar", declaró.
El viento del Sol lanza una corriente de partículas cargadas que lanza al espacio y que interactúan con todos los cuerpos del sistema solar, y que incluso definen la frontera entre nuestro sistema y el espacio interestelar. Esta frontera, llamada heliopausa, forma una especie de burbuja que protege al sistema de la entrada del viento y los rayos cósmicos procedentes de otras estrellas.
"Si el viento solar se reduce, la helioesfera perderá tamaño y fuerza", explicó Ed Smith, científico de la NASA relacionado con el proyecto Ulises. "Si eso ocurre, más rayos cósmicos galácticos entrarán en nuestro sistema", señaló en declaraciones recogidas por otr/press.
martes
Sabias qué?
El sobrevuelo de Mercurio
Enero 21, 2008: "¡Descubrimientos a la vista!" Eso es lo que dicen los miembros del equipo científico del proyecto MESSENGER (Mensajero, en idioma español) después de que su sonda espacial sobrevoló el planeta Mercurio, el 14 de enero, a una distancia de tan sólo 200 kilómetros (124 millas). El histórico sobrevuelo generó 500 megabytes de datos (los cuales ya han sido enviados y guardados en la Tierra) y más de 1.200 fotografías que cubren casi quince millones y medio de kilómetros cuadrados de terreno jamás observado.
"Estamos inundados de datos, es maravilloso", dice el geólogo y científico planetario de la misión Scott Murchie, del Laboratorio Johns Hopkins de Física Aplicada.
Una de las primeras imágenes enviadas a la Tierra por la sonda espacial reveló un lado del planeta Mercurio que los investigadores habían esperado treinta años para ver:
Arriba: Terreno de Mercurio que nunca antes había sido observado y que fue dado a conocer por las cámaras de la nave MESSENGER durante el sobrevuelo del 14 de enero de 2008. La Cuenca Caloris se indica con un círculo. [Más información]
El área cubierta de cráteres que se muestra arriba se encontraba a oscuras casi en su totalidad hace 30 años cuando la sonda espacial Mariner 10, de la NASA, realizó los primeros (y hasta ahora los únicos) sobrevuelos de Mercurio. La semana pasada, la sonda MESSENGER captó finalmente el terreno iluminado por la luz solar, por primera vez en la historia.
A primera vista, la fotografía parece mostrar poco más que un desolado terreno cubierto de cráteres, pero los investigadores están emocionados.
"Estas imágenes son fantásticas", dice Murchie. Para empezar, "hemos obtenido nuestra primera observación detallada de la Cuenca Caloris", que es el cráter de impacto más grande que se conoce sobre Mercurio, y uno de los más grandes de todo el sistema solar.
A mediados de la década de 1970, la sonda Mariner 10 captó apenas un tentador detalle de la orilla de la cuenca: un anillo de montañas ensombrecidas creadas hace mucho tiempo por algún impacto catastrófico. Un cometa o asteroide se estrelló con gran violencia contra Mercurio y excavó un cráter más grande que el estado de Texas. ¿Qué había dentro del cráter? Hasta ahora nadie lo sabía.
"Los impactos de gran tamaño son muy reveladores", dice Murchie. "Son agujeros naturales que exponen el interior del planeta y que, por supuesto, morimos por conocer".
La nave MESSENGER tomó entonces la fotografía que los geólogos habían esperado durante tanto tiempo para ver: Caloris en su totalidad, una vista vertical a plena luz del día; y los resultados fueron sorprendentes. Muchos expertos esperaban que el interior de la cuenca fuera oscuro, como los oscuros "mares" de lava endurecida que llenan la mayoría de las cuencas de impacto en la Luna y que dan forma antropomorfa al famoso "Hombre de la Luna". En cambio, Caloris es brillante por dentro y está salpicado con regiones de interesante color.
Derecha: Una de las imágenes típicas que envía la sonda MESSENGER; esta toma del horizonte muestra al cráter Sholem Aleichem, bellamente ensombrecido. [Más información]
Otro aspecto relevante del sobrevuelo son las cadenas montañosas que los geólogos llaman escarpas lobuladas: ver fotografía. Son fracturas en la corteza de Mercurio formadas, tal vez, como resultado del encogimiento del planeta. (Piense en las arrugas de una pasa de uva). ¿Qué puede causar que un planeta rígido y rocoso se encoja? Hace miles de millones de años, "Mercurio pudo haber pasado por un período de contracción cuando su núcleo de metal fundido se enfrió", sugiere Murchie. Las imágenes en alta resolución de las escarpas de Mercurio tomadas por la sonda MESSENGER permitirán a los geólogos probar esta y otras hipótesis.
Otras fotografías destacadas incluyen un cráter con forma de teléfono, la Antártida de Mercurio y un cráter "fresco" con muchas cadenas de cráteres secundarios. Recorra la galería de fotografías para ver más imágenes.
"No dejaremos piedra sin levantar", dice Murchie. En total, hay más de 110 científicos, estudiantes e ingenieros escarbando en la cosecha de fotografías, espectroscopías, ecos de radar láser y mediciones de campos magnéticos obtenidos durante el sobrevuelo del 14 de enero. Seguramente continuarán los descubrimientos asombrosos.
Y recuerde, dice, "este es sólo el primero de tres sobrevuelos" que estamos preparando para lograr la inserción en órbita de la sonda en el año 2011. Los próximos están programados para octubre de 2008 y septiembre de 2009. Todavía debemos fotografiar más de un tercio de la superficie de Mercurio y los próximos sobrevuelos cubrirán muchas de las áreas que aún no se han completado. Mientras tanto, los investigadores están verdaderamente ocupados.
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Sabias qué? El Volcán...
El volcán Cerro Azul, en las islas Galápagos, erupcionó el jueves generando alarma por su posible impacto en las tortugas gigantes que viven en los alrededores, informaron el viernes las autoridades ecuatorianas.
El cráter está ubicado en la isla Isabela, la más grande del archipiélago, habitada por pobladores y especies únicas de reptiles, y su actividad se concentra en el flanco noreste, según el Parque Nacional Galápagos (PNG).
"La erupción es un proceso de regulación natural, ya que las islas Galápagos son de origen volcánico", precisó el PNG en un comunicado.
Además del Cerro Azul en la isla hay otros cuatro volcanes activos, entre ellos el Sierra Negra, que registró una erupción importante en octubre de 2006.
El Parque está monitoreando la actividad del volcán Cerro Azul, cuya última erupción se produjo en 1998, para asegurarse de que "no se arriesguen vidas humanas, ni las poblaciones de tortugas gigantes", según el comunicado.
"Estamos evaluando la magnitud del proceso eruptivo", dijo el director del PNG, Sixto Naranjo, y agregó que "si se da a gran escala tendríamos problemas debido a que los flujos de lava pueden bajar hasta las zonas de anidación de tortugas terrestres" Galápagos, que dan su nombre a la provincia insular.
El funcionario no descartó la posibilidad de evacuar a los quelonios de las faldas de la parte noreste del Cerro Azul incluso con la ayuda de un helicóptero de la fuerza naval.
Naranjo enfatizó que "no habría problema" con los habitantes de Puerto Villamil, que está a unos 40 km al este del volcán.
Situadas a 1.000 km de la costa ecuatoriana, las islas Galápagos fueron incluidas en 2007 por la Unesco en la lista de patrimonio en riesgo debido al aumento del turismo y el ingreso de especies invasivas.
Conformado por 13 islas principales y 17 islotes en el océano Pacífico, el archipiélago fue el primer lugar declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco. El área protegida se extendió en 2001 a la reserva marina.
sábado
Phoenix Mars Lander
"El brazo está listo" para empezar a trabajar, dijo Matt Robinson, del Jet Propulsion Laboratory de la agencia espacial estadounidense en Pasadena, California (oeste), donde se ubica el centro de control de la misión Phoenix.
El miércoles la NASA envió los comandos para desplegar el brazo y el jueves se llevaron a cabo los ensayos necesarios para controlar su funcionamiento, explicó Robinson.
"Me complace informarles que el procedimiento fue exitoso (...) El brazo robótico ya está instalado", añadió.
Antes de empezar a cavar el permafrost de Marte, la NASA deberá probar las cuatro articulaciones del brazo, que aseguran sus movimientos laterales y verticales, y en la 'muñeca' permiten el movimiento excavatorio y la toma de muestras del suelo, explicó el funcionario.
También será necesario controlar las tres patas de Phoenix, que el domingo se posó sobre Marte luego de nueve meses de viaje desde la Tierra.
"Antes de tocar la superficie del suelo con la pala, debemos comprobar la estabilidad de la sonda", dijo Robinson.
Las maniobras para el despliegue del brazo debieron ser reprogramadas por la NASA el martes tras una interrupción de varias horas de las comunicaciones radiales entre la sonda, que el domingo se posó sobre Marte, y la Tierra.
El brazo es similar a una excavadora mecánica y desplegado mide 2,35 m. Es capaz de cavar hasta medio metro de profundidad a través del permafrost, una mezcla de hielo y suelo en una proporción de 70 y 30% respectivamente, como el del Artico terrestre.
Los científicos esperan que el suelo de Marte tenga un permafrost rico en agua, al alcance del brazo robótico de la sonda, un hallazgo que significaría que en algún momento de su historia fue una "zona habitable".
Y eso es lo que Phoenix buscará durante tres meses, cavando en la región polar del planeta. Los investigadores eligieron esa zona porque está sujeta a cambios estacionales y creen que -al igual que en la Tierra- el ártico marciano podría esconder un registro de un clima más cálido y habitable.
Phoenix no está sola en su aventura. La Nasa tiene también en suelo marciano a los robots Spirit y Opportunity, que exploran desde 2004 la zona ecuatorial del planeta rojo y que ya descubrieron indicios de la presencia de agua. Y desde el espacio, el módulo orbital Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) y el módulo orbital europeo Mars Express observan sus avances.